¿Existe mayor aventura que meterse entre las fauces de este hipopótamo? |
Todos los de mi generación recordamos los veranos de nuestra infancia y adolescencia leyendo libros de aventuras: si no eran "Los cinco" (Enid Blyton), era Salgari... o el inolvidable Las aventuras de Tom Sawyer y La historia de Huckleberry Finn,
de Mark Twain. En este género de novela abundan los viajes, el misterio
y el riesgo; así, pues, es una perfecta excusa para soñar estando de
vacaciones.
El jaguar, típico de la fauna americana |
Incluso en la actualidad la novela de aventuras sigue ligada a la infancia y adolescencia; pensemos, si no, en Isabel Allende y su trilogía, integrada por La ciudad de las bestias, El reino del dragón de oro y El bosque de los pigmeos. Al igual que en otros géneros populares, es habitual que los personajes protagonistas se repitan, de modo que proporcionen unidad a la serie.
(Sin comentarios) |
Se considera que los orígenes de la novela de aventuras se remontan a Grecia, con La Ilíada y la Odisea de Homero (s. VII a. C.). Por tanto, está en el germen de la literatura. Durante la Edad Media, las novelas de caballerías continuaron el género. ¿Y qué decir de Don Quijote de la Mancha? ¿Y de la novela picaresca? Está claro que cumplen condiciones de la novela de aventuras. En cualquier caso, la primera novela de aenturas moderna será el famoso Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
Ahora tenemos algunos enlaces para trabajar la novela de aventuras, con la vista en estas imágenes tan impactantes: