(Foto mía) |
Ya nos comenzamos a referirnos a este asunto en algunas entradas recientes, cuando tratábamos el asunto de "la vinagre" o el posible género de "azúcar".
(Foto mía) |
En principio, el género puede ser definido como una variante gramatical que afecta al sustantivo mediante morfema. con él se señala la distinción de sexos y, en principio, debería ser un género natural; por ello, los nombres de machos suelen ser masculinos, y los de las hembras femeninos. Posiblemente, a partir de ahí se desarrollaría el género gramatical, que se presenta, además de en sustantivos, en adjetivos, artículos, pronombres y numerales. Sin embargo, a los dos géneros anteriores habría que sumar el neutro; en español solo existe en artículos y pronombres, y su referente suele ser una oración, un concepto o una idea.
A pesar de lo indicado en el párrafo anterior, que parece muy sencillo, la realidad es que la expresión del género en castellano es mucho más compleja. Veamos qué indica al respecto la Real Academia Española:
(Foto mía) |
"género2. 1.
Los sustantivos en español pueden ser masculinos o femeninos. Cuando el
sustantivo designa seres animados, lo más habitual es que exista una
forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en
correspondencia con la distinción biológica de sexos, bien por el uso de
desinencias o sufijos distintivos de género añadidos a una misma raíz,
como ocurre en gato/gata, profesor/profesora, nene/nena, conde/condesa, zar/zarina; bien por el uso de palabras de distinta raíz según el sexo del referente (heteronimia), como ocurre en hombre/mujer, caballo/yegua, yerno/nuera;
no obstante, son muchos los casos en que existe una forma única, válida
para referirse a seres de uno u otro sexo: es el caso de los llamados
«sustantivos comunes en cuanto al género» (→ a) y de los llamados «sustantivos epicenos» (→ b). Si el referente del sustantivo es inanimado, lo normal es que sea solo masculino (cuadro, césped, día) o solo femenino (mesa, pared, libido),
aunque existe un grupo de sustantivos que poseen ambos géneros, los
denominados tradicionalmente «sustantivos ambiguos en cuanto al género» (→ c).
a) Sustantivos comunes en cuanto al género.
Son los que, designando seres animados, tienen una sola forma, la misma
para los dos géneros gramaticales. En cada enunciado concreto, el
género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo
señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación, como feliz, dócil, confortable, etc., que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable.
b) Sustantivos epicenos.
Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la
que corresponde un solo género gramatical, para referirse,
indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el
género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos
masculinos (personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz).
La concordancia debe establecerse siempre en función del género
gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del
referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente: «La orca macho permanece cerca de la rompiente [...], zarandeada por las aguas de color verdoso» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]).
c) Sustantivos ambiguos en cuanto al género.
Son los que, designando normalmente seres inanimados, admiten su uso en
uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka.
Normalmente la elección de uno u otro género va asociada a diferencias
de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con preferencias
dialectales, sectoriales o personales. No deben confundirse los
sustantivos ambiguos en cuanto al género con los casos en que el empleo
de una misma palabra en masculino o en femenino implica cambios de
significado: el cólera (‘enfermedad’) o la cólera (‘ira’); el editorial (‘artículo de fondo no firmado’) o la editorial (‘casa editora’). De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados.
(Foto mía) |
2. Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos
2.1.
En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical
no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino,
sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de
la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía.
Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean
en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos
podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos
varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas.
A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección
política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la
costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior
[Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad
de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical
masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria
alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía
expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse,
simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de
sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia
explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las
aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades
deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra
parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido
al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales
repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que
contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario