viernes, 4 de abril de 2014

TOM HILLENBRAND (1972- )


¿Un crimen en el mundo de los Arzak, Argiñano, Berasategi, Arbelaitz, etc.?

¡Eso sí que es intriga!

Luxemburgo. Abajo, el Clausen (donde está el restaurante de Kiefer). Al fondo, Kirchberg (el barrio europeo) (Foto mía)
       No abandonamos el género policíaco. El descubrimiento de Tom Hillenbrand a través de su novela Un cadáver entre plato y plato, que he leído estos días, me ha impactado mucho. Es más, pienso que se trata de un autor al que habrá que seguir. En efecto, se trata de un notable representante de la novela policíaca en la actualidad, que promete  mejores novelas. 
Saarbrücken, ciudad alemana famosa por su excelente gastronomía (Foto mía)
  
    Nuestro escritor, nacido en Hamburgo, donde estudió Ciencias Políticas, está afincado en Munich. Crítico gastronómico en Der Spiegel Online, su segunda afición es la literatura (precisamente a la que nos referimos en esta entrada). Para sus novelas policíaco gastronómicas ha escogido como protagonista e hilo conductor a Xavier Kiefer, amable cocinero luxemburgués, ferviente defensor del slow food, quien podría aspirar a lo máximo y, habiéndolo conocido, prefiere  potenciar la cocina casera y tradicional frente a la moderna e innovadora. 
  
El carácter de Kiefer, reflejado en una escultura de su país natal (Foto mía)
  Por el momento, las novelas sobre Kiefer constituyen una trilogía:
  • Un cadáver entre plato y plato (Título original: Teufelsfrucht. Ein kulinarischer Krimi) (2011).
  • Rotes Gold (2012).
  • Letze Ernte (2013).
    ¿Qué tal una persecución por este precipicio? (Foto mía)
El anochecer aporta un halo de misteerio a la Ciudad Alta






     Como he indicado antes, me voy a  referir a la primera novela (Un cadáver entre plato y plato). Xavier Kiefer, que podría haber sido un cocinero famoso, se limita a realizar una gastronomía tradicional, basada en buenas materias primas y concordante con el movimiento slow food. En esa misma línea, está encantado con que los representantes políticos europeos tengan sus lugares de encuentro en el barrio europeo (Kirchberg, cerca del aeropuerto), para que no contaminen la ciudad, y dejen el Bock, el Clausen y las casamatas para los luxemburgueses; como máximo, los admite en la Plaza de Armas. En esa tesitura, Kiefer recibe la visita de un crítico gastronómico, quien sale a atender una llamada de su teléfono móvil y, al regresar al restaurante, cae fulminado... por envenenamiento alimentario. Las consecuencias para Kiefer son terribles, pues la acción policial requiere el cierre de su local y, además de influir en un descenso de la reputación del cocinero, no está libre de sospechas.
Tampoco es malo este escenario para una persecución (Foto mía)
  
   A partir de ese momento, se desencadena una acción frenética por todo el corazón de Europa (Francia, Luxemburgo, Alemania, Suiza..) en la que el amor tampoco está lejos... ni tampoco la corrupción humana. Los coches potentes y las persecuciones son el pan nuestro de cada día. Kiefer no puede confiar en casi nadie, pero todavía queda gente buena que le ayudará.


Mi foto preferida del Kirchberg, aunque más representativa es la siguiente (Foto mía)

    No os voy a contar nada más. Simplemente, me gustaría que os acercaseis a esta gran novela, por lo que un 'spoiler' no creo que sea bienvenido.

      Por si alguien desea leer más sobre Tom Hillenbrand, su página web es la siguiente:
http://www.tomhillenbrand.de/

 
Imagen más conocida del Kirchberg (Foto mía)
      A propósito, todas las fotos son mías. No me digáis que no constituyen un escenario adecuado para una novela policíaca. Ahora os toca disfrutar con la lectura.

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