lunes, 28 de octubre de 2013

LAS FECHAS

(Foto mía)
        Como complemento al tratamiento de los números, nos ocupamos ahpra de las fechas. Está claro que la referencia es, en todo momento, la Real Academia Española:

"fecha. 1. Es la indicación del día, mes y año en que sucede o se hace algo. El orden de mención de cada uno de estos elementos varía según distintos modelos:
(Foto mía)
a) En los países latinos se utiliza habitualmente el orden ascendente, esto es, día, mes, año: 31 de diciembre de 1992. Entre el día y el mes, así como entre el mes y el año, se intercala la preposición de ( 3c). Por razones de unidad, se recomienda utilizar este modelo en todos los países de habla hispana.
b) En los países anglosajones, el orden habitual es mes, día, año: diciembre 31 de 1992. En este caso, no se utiliza preposición alguna entre el mes y el día. Aunque este modelo tiene cierto uso en Hispanoamérica y cuenta con algunos antecedentes hispanos, se desaconseja su empleo en español, debido hoy al influjo del inglés.
c) Las normas de la ISO (International Organization for Standardization ‘Organización Internacional de Normalización’) recomiendan el orden descendente, esto es, año, mes, día, sin preposición alguna entre cada uno de los elementos: 1992 diciembre 31. Este modelo solo debe utilizarse en documentos de carácter científico o técnico de circulación internacional.
2. Las fechas pueden escribirse enteramente con letras, con una combinación de letras y números o solo con números:
a) No es habitual escribir las fechas enteramente con letras: Veintiocho de septiembre de mil novecientos noventa y seis. Solo es normal en documentos especialmente solemnes, escrituras públicas, actas notariales o cheques bancarios. El primer día del mes puede escribirse, en este caso, con el ordinal primero ( primero), uso más habitual en América, o con el cardinal uno, uso más habitual en España.
(Foto mía)
b) El sistema más común combina letras y números; el día y el año se escriben con números arábigos, y el mes, con letras y siempre con inicial minúscula: 12 de octubre de 1492. En documentos antiguos era frecuente escribir con números romanos, a veces en minúscula, la indicación de día y año: «Esta carta fue fecha domingo, a xxvi días de setiembre, anno Domini mcclviiii» (Documentos Castilla [Esp. 1270]). Hoy solo es normal escribir los años con números romanos en los monumentos o placas conmemorativas, y siempre en mayúsculas.
c) Con mucha frecuencia, para abreviar, las fechas se escriben solo con números, separando las cifras correspondientes a día, mes y año con guiones, barras o puntos, y sin blancos de separación: 28-8-98; 16/III/1971; 8.6.00. Como se ve por los ejemplos, el año puede aparecer indicado con sus cuatro cifras o solo con las dos últimas, y el mes, en números arábigos o romanos. Cuando el número que indica el mes o el día es inferior a diez, se recomienda no anteponer un cero a la cifra simple, salvo que ello sea necesario por razones técnicas (por ejemplo, en formularios informatizados) o de seguridad (para evitar alteraciones en la fecha en documentos bancarios o comerciales); así, es preferible escribir 5.7.99, 2-9-1940, mejor que 05.07.99, 02-09-1940.
(Foto mía)
3. En la expresión de las fechas se usan las preposiciones a, en y de.
a) La preposición a se antepone siempre a la indicación del día, tanto de la semana como del mes, cuando introduce un complemento del verbo estar: Estamos a lunes (la pregunta que corresponde es ¿A qué (día) estamos?); Estamos a 28 de septiembre (la pregunta que corresponde es ¿A cuántos estamos?). Si se utiliza el verbo ser para expresar la fecha, debe hacerse sin preposición y con el verbo en tercera persona del singular: Es lunes; Es 15 de julio (la pregunta correspondiente es ¿Qué día es hoy?). También se emplea la preposición a ante la indicación del día cuando este se menciona sin artículo y es complemento de un verbo expreso o sobreentendido: Expido el presente certificado a 3 de enero de 1998; [Firmado] En Madrid, a 8 de junio de 2000. En el resto de los casos, la indicación del día va sin preposición y precedida de artículo: Te llamaré el lunes; Comienzo mis vacaciones el 20 de junio.
b) La preposición en antecede a la indicación del mes: Estamos en mayo; o del año, si este no va acompañado del mes: Nació en 1978. Hoy debe evitarse, por arcaico, el uso de en inmediatamente delante del día del mes: La ley se aprobó en 3 de mayo; lo normal, en estos casos, es usar el artículo: La ley se aprobó el 3 de mayo.
c) La preposición de se emplea entre la mención del día y el mes, y entre la del mes y el año: Murió el 15 de julio de 1957. También se usa la preposición de cuando se antepone al nombre del mes la palabra mes: Estamos en el mes de septiembre. No es necesaria esta preposición si se antepone a la expresión numérica del año la palabra año, aunque en estilo literario o formal se pone a veces: Murió en el año (de) 1974.
4. En relación con el uso del artículo el (y, en consecuencia, de la contracción del) delante de la expresión de los años, hay que tener en cuenta lo siguiente:
a) Del año 1 al 1100 es más frecuente el empleo del artículo, al menos en la lengua hablada: Los árabes invadieron la Península en el 711. Pero no faltan abundantes testimonios sin artículo en la lengua escrita: «Ya en 206 a. de J. C. tiene lugar la fundación de Itálica» (Lapesa Lengua [Esp. 1942]).
b) Del año 1101 a 1999 es claramente mayoritario el uso sin artículo: Los Reyes Católicos conquistaron Granada en 1492, si bien no dejan de encontrarse ejemplos con artículo: «Nací en el 1964» (RdgzJuliá Cruce [P. Rico 1989]). Si se menciona abreviadamente el año, suprimiendo los dos primeros dígitos, es obligatorio el empleo del artículo: En el 92 se celebraron las Olimpiadas de Barcelona.
c) A partir del año 2000, la novedad que supuso el cambio de millar explica la tendencia mayoritaria inicial al uso del artículo: Fui al Caribe en el verano del 2000 o La autovía estará terminada en el 2010.
Sin embargo, en la datación de cartas y documentos no son tan marcadas las fluctuaciones antes señaladas y se prefiere, desde la Edad Media, el uso sin artículo: 14 de marzo de 1420. Por ello, se recomienda mantener este uso en la datación de cartas y documentos del año 2000 y sucesivos: 4 de marzo de 2000. Esta recomendación no implica que se considere incorrecto, en estos casos, el uso del artículo: 4 de marzo del 2000. Naturalmente, si se menciona expresamente la palabra año, resulta obligado anteponer el artículo: 5 de mayo del año 2000.
5. Los años anteriores o inmediatamente posteriores al nacimiento de Jesucristo se acompañan de las abreviaturas a. de J. C., a. de C., a. J. C. o a. C. (‘antes de (Jesu)Cristo’) y d. de J. C., d. de C., d. J. C. o d. C. (‘después de (Jesu)Cristo’): 211 a. C., 123 d. C. No deben expresarse los años anteriores a Cristo mediante la colocación de un signo menos delante del año: En -202 Escipión derrotó a Aníbal.
6. En la datación de cartas y documentos es frecuente que, antes de la fecha, se mencione también el lugar en que se escriben. En estos casos, se pone coma entre el lugar y la fecha: Quito, 21 de febrero de 1967; Firmado en Madrid, a 3 de enero de 2003. También se escribe coma entre el nombre del día de la semana y la indicación del día, mes y año: Hoy es sábado, 18 de agosto de 2001.
7. Es incorrecto escribir con punto la expresión numérica de los años: 1.992, 2.003.


(Diccionario panhispánico de dudas, 2005)

martes, 15 de octubre de 2013

EL GÉNERO EN LOS SUSTANTIVOS

(Foto mía)
      Ya nos comenzamos a referirnos a este asunto en algunas entradas recientes, cuando tratábamos el asunto de "la vinagre" o el posible género de "azúcar".

(Foto mía)
      En principio, el género puede ser definido como una variante gramatical que afecta al sustantivo mediante morfema. con él se señala la distinción de sexos y, en principio, debería ser un género natural; por ello, los nombres de machos suelen ser masculinos, y los de las hembras femeninos. Posiblemente, a partir de ahí se desarrollaría el género gramatical, que se presenta, además de en sustantivos, en adjetivos, artículos, pronombres y numerales. Sin embargo, a los dos géneros anteriores habría que sumar el neutro; en español solo existe en artículos y pronombres, y su referente suele ser una oración, un concepto o una idea.
       A pesar de lo indicado en el párrafo anterior, que parece muy sencillo, la realidad es que la expresión del género en castellano es mucho más compleja. Veamos qué indica al respecto la Real Academia Española:
 
(Foto mía)
"género2. 1. Los sustantivos en español pueden ser masculinos o femeninos. Cuando el sustantivo designa seres animados, lo más habitual es que exista una forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en correspondencia con la distinción biológica de sexos, bien por el uso de desinencias o sufijos distintivos de género añadidos a una misma raíz, como ocurre en gato/gata, profesor/profesora, nene/nena, conde/condesa, zar/zarina; bien por el uso de palabras de distinta raíz según el sexo del referente (heteronimia), como ocurre en hombre/mujer, caballo/yegua, yerno/nuera; no obstante, son muchos los casos en que existe una forma única, válida para referirse a seres de uno u otro sexo: es el caso de los llamados «sustantivos comunes en cuanto al género» ( a) y de los llamados «sustantivos epicenos» ( b). Si el referente del sustantivo es inanimado, lo normal es que sea solo masculino (cuadro, césped, día) o solo femenino (mesa, pared, libido), aunque existe un grupo de sustantivos que poseen ambos géneros, los denominados tradicionalmente «sustantivos ambiguos en cuanto al género» ( c).
a) Sustantivos comunes en cuanto al género. Son los que, designando seres animados, tienen una sola forma, la misma para los dos géneros gramaticales. En cada enunciado concreto, el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación, como feliz, dócil, confortable, etc., que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable.
b) Sustantivos epicenos. Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos (personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente: «La orca macho permanece cerca de la rompiente [...], zarandeada por las aguas de color verdoso» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]).
c) Sustantivos ambiguos en cuanto al género. Son los que, designando normalmente seres inanimados, admiten su uso en uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka. Normalmente la elección de uno u otro género va asociada a diferencias de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con preferencias dialectales, sectoriales o personales. No deben confundirse los sustantivos ambiguos en cuanto al género con los casos en que el empleo de una misma palabra en masculino o en femenino implica cambios de significado: el cólera (‘enfermedad’) o la cólera (‘ira’); el editorial (‘artículo de fondo no firmado’) o la editorial (‘casa editora’). De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados.

(Foto mía)
2. Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos
2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos."

(Foto mía)

¿Qué es? Primera pista: para los bilbaínos es lo más grande; está por encima de todos los géneros e ideologías...
Segunda pista: podría ser llamado también la Catedral Nueva...; no solo va a haberla en Vitoria: si Bilbao es lo más de lo más, tiene que tenerla en tamaño gigante.
  


   

martes, 8 de octubre de 2013

ACRÓNIMOS

(Foto mía)

        El tratamiento de los acrónimos es un tanto diferente del resto de las palabras,  tanto en el aspecto léxico como en el morofológico y ortográfico:
"acrónimo. 1. Es, por un lado, el término formado por la unión de elementos de dos o más palabras: teleñeco, de televisión y muñeco; docudrama, de documental dramático; Mercosur, de Mercado Común del Sur. Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra: OTAN, ovni, sida . Es muy frecuente que estos últimos, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su originaria condición de siglas (OVNI, SIDA), acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban con letras minúsculas (ovni, sida), salvo, naturalmente, la inicial cuando se trata de nombres que exigen la escritura de esta letra con mayúscula (Unesco, Unicef). Los acrónimos suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para facilitar su pronunciación: ACUDE (por Asociación de Consumidores y Usuarios de España), pyme (por pequeña y mediana empresa).
2. La formación de siglas y acrónimos es un fenómeno muy extendido en países anglosajones, especialmente en ámbitos científico-técnicos. Así, se han incorporado a nuestro idioma numerosas palabras que son, originalmente, siglas o acrónimos ingleses: radar, por ra[dio] d[etecting] a[nd] r[anging]; láser, por l[ight] a[mplification by] s[timulated]e[mission of] r[adiation]; púlsar o pulsar, de puls[ating st]ar. En algunos casos, los acrónimos de origen extranjero se han adaptado o traducido al español: decimos sida(síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y no aids (adquired immuned deficiency syndrome); OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y no NATO(North Atlantic Treaty Organization).
3. Una vez incorporados al léxico común, los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en españolovnis, ucis, radares, transistores.
4. La mayoría de los acrónimos formados por la unión de elementos de dos o más palabras han adoptado el género masculino, incluso cuando, en la traducción, la palabra núcleo de la expresión extranjera abreviada es femenina; así, se dice un púlsar, a pesar de que estrella (ingl. star) es femenino; un quásar, a pesar de que fuente (ingl. source) es femenino. A veces, el masculino se explica por sobrentenderse un concepto masculino elidido: el [rayo] láser, a pesar de que luz (ingl. light) es femenino. Por el contrario, los acrónimos que se originan a partir de siglas adoptan normalmente el género de la palabra núcleo de la denominación completa: la uci (porque unidad es palabra femenina), el sida(porque síndrome es palabra masculina).
5. Solo los acrónimos que se han incorporado al léxico general y que, por tanto, se escriben con minúsculas, admiten su división con guion de final de línea y se someten a las reglas de acentuación gráfica en español: lá- / ser, ra- / dar.
6. Los acrónimos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.
(Diccionario Panhispánico de Dudas)



(Foto mía)
    Los subrayados son míos. Con ellos he intentado resaltar los aspectos más relevantes.

miércoles, 2 de octubre de 2013

ÁLVARO MUTIS (1923-1913)


(Flckrcc)
          El día 23 de septiembre de 2013 tuvo lugar el fallecimiento de Álvaro Mutis. De origen colombiano, encontró su tierra de acogida en México, adonde en 1956 tras sufrir persecución política en su país natal. Gran amigo de Gabriel García Márquez, quien era el primero en leer los escritos de Mutis, consiguió los principales premios literarios en castellano, como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de España (1997), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de España (1997) o el Premio Cervantes de España (2001). En su homenaje, desde 2005 la biblioteca del Instituto Cervantes de Estambul lleva el nombre de Álvaro Mutis.

(Flckrcc)
      Ahora encontraréis algunos enlaces para trabajar su obra:

http://cvc.cervantes.es/actcult/mutis/default.htm

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/23/actualidad/1379898851_261766.html

    Y aquí podéis leer algunas de sus obras:

http://www.poemas-del-alma.com/alvaro-mutis.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mutis_alvaro.htm
http://www.amediavoz.com/mutis.htm