jueves, 11 de abril de 2019

ELECCIONES

(Foto mía)
   Los dos meses electorales que nos esperan en España me van a dar mucho juego para hablar del uso del lenguaje por parte de los diferentes partidos políticos; de hecho, ya están generando suficiente polémica. Está claro que la lengua es un puntal importante para convencer a los electores y tal vez lograr mejores resultados que los merecidos. Además, hay que tener en cuenta también la puesta en escena (imagen que se proyecta, colores, desenvoltura de los candidatos, etc.) A ello dedicaremos algunas entradas.
(Foto mía)
     En principio, parece que nos hemos ido aburguesando. Y, si no, para muestra un botón. El arranque de campaña, como se llama ahora, antes recibía el curioso nombre de pegada de carteles,  que hacía justicia a la realidad. Así, cualquier candidato, fuese del partido que fuese, y con la indumentaria que fuese, se dedicaba la primera noche a colocar carteles, con la escalera y el cubo de cola, como es lógico. En un país que salía de una larga dictadura, pegar carteles era una actividad saludable, que evidenciaba una apertura a la democracia.
   
(Foto mía)
Otro referente destacable en una campaña electoral son los eslóganes. Nos fijamos ahora en el más polémico, por el momento. El haz que pase ya ha dado lugar a que los adversarios le hayan sacado punta. Algunas explicaciones sobre el Titanic, etc. solo han servido para empeorar la situación... de donde deducimos que es importante que los políticos sepan mantener  la boca cerrada antes de reflexionar, pues es muy fácil caer en el descrédito y crear un problema mayor, como pensar en un sonado fracaso de ese partido.
  Para todo habrá tiempo, y ya nos centraremos en otros aspectos en posteriores entradas. Hasta finales de mayo seguro que surgen asuntos dignos de comentario. 
(Foto mía)

    Esperamos poder acompañar esas entradas de imágenes de animales con connotaciones más positivas.

lunes, 8 de abril de 2019

LENGUAJE INCLUSIVO

(Foto mía)
 En los últimos tiempos, algunos grupos de hablantes parecen tener especial fijación con la lengua española, pues desean modificarla y que los demás adoptemos sus posturas de forma inmediata, automática y sin ningún tipo de discusión ni desavenencia. 
(Foto mía)
  Así ocurre con el lenguaje inclusivo. Sin embargo, esas personas posiblemente olvidan -o quizá no lo han aprendido nunca- que las lenguas se han ido elaborando, a lo largo de los siglos, por medio de convenciones de los hablantes, sin la intervención directa de grupos de poder (lo cual es lo mejor para todos). Que ello haya supuesto una menor visibilidad de las mujeres solo refleja la posición que estas han ocupado en la sociedad en el decurso histórico, pero en ningún caso es el núcleo del problema, ni cambiando la lengua desaparecería este.
  Aunque las lenguas sirven para estructurar el mundo, está claro que su papel es muy limitado, y que en realidad es la sociedad en su conjunto quien debe mejorar sus comportamientos evitando desigualdades y menosprecios. Para lograr un mundo más igualitario y justo, obviamente deben colaborar los poderes del estado -en especial, el legislativo- promulgando leyes tendentes a la equidad entre los sexos y a un reparto igualitario de las tareas; por otra parte, la propia sociedad debe tomar conciencia del asunto e intentar poner remedio a situaciones vejatorias. Desgraciadamente, el lenguaje inclusivo no puede evitar los excesivos casos de maltrato a las mujeres, cuando no sus muertes, ni otras discriminaciones, como la tasa rosa, por ejemplo.
(Foto mía)
 En mi opinión, las machaconas llamadas a emplear el lenguaje inclusivo por parte de algunos grupos únicamente tienen la finalidad de distraer la atención de otros problemas mucho más graves, e implican una actitud negligente. Solo sirven para perder el tiempo, sin que cada uno centre sus  esfuerzos la tarea que le compete, que es la que puede hacer avanzar a la sociedad en la que le toca vivir. 

lunes, 7 de enero de 2019

JULIA NAVARRO (1953-)

Lago Bled, Eslovenia (Foto mía)
    Desde el mundo del periodismo, Julia Navarro se ha introducido con toda su grandeza en la literatura. Su actual libro es una clara representación. Tú no matarás, el título, es una expresión que Lorenzo Garzo dirige a su hijo al comienzo de la novela y, en las duras duras vivencias de este, se convertirá en un motto.

    La estructura de esta novela parece relativamente sencilla con un punto de partida con pocos personajes, y planos: los fachas y los rojos. Sin embargo, poco a poco surgen personajes más complejos e, ideológicamente, mucho menos marcados y redondos, como Juan Segovia, el médico que tiene un conocimiento profundo de la vida; o doña Asunción, la madre de Catalina, en ningún momento dispuesta a renunciar a su única hija; en oposición a Ernesto, capaz de vender a su hija para pagar las deudas... Catalina, una vez embarazada dispuesta a todo con tal de salirse con la suya (estar con Marvin, tener consigo a su hijo). 
La magnífica Praga, otro de los escenarios de la obra (Foto mía)
   Por otra parte, los personajes iniciales sufren y evolucionan a consecuencia de las duras condiciones de vida. Así, Fernando no puede vivir después de que han matado a su padre a pesar del amor a su madre, Isabel; de igual modo, Eulogio tampoco, una vez que se entera de que su madre, Piedad, ha mantenido relaciones con don Antonio para intentar protegerlo, sin querer percatarse de que, en aquellas circunstancias, el problema más grave es la homosexualidad soterrada del propio Eulogio... Es destacable el acercamiento entre las madres de Fernando, Eulogio y Catalina, quienes casi llegan a constituir una familia con la base del sufrimiento por la separación.

  Los personajes van paseándose por media Europa en una huida que, en algunos momentos, parece muy fantasiosa. Aun así, hasta el final se consigue mantener la intriga de por qué Catalina no puede haber tenido un hijo de Marvin, y de los motivos por lo que este se niega a entrevistarse con ella para abordar el conflicto. Y, desde luego, no es esperable la reacción de la hija de Catalina, si bien representa una nueva cosmovisión, más acorde con la época en la que le toca vivir.
 (Foto mía)
Para los amantes de la literatura, Praga siempre será Kafka

  Así mismo, la acción de la novela combina aspectos habituales en la posguerra española. Al respecto podemos mencionar el chantaje de doña Asunción a don Antonio para proteger a Eulogio o el miedo de don Antonio a la reacción de la Mari si son del dominio público las relaciones de él con Piedad; sobre todo, a que su hijo Antoñito lo abandone en apoyo de su madre.

   Al final no se puede evitar un regusto amargo, pues se tiene la impresión de muchas vidas desperdiciadas. En realidad, muchos personajes han estado buscando una quimera que se han evaporado. En mi caso, al terminar la obra he sentido mucha compasión hacia todas las personas que han sufrido guerras injustas e ilógicas, y que no han podido disfrutar más por una causa mayor.