jueves, 20 de febrero de 2014

EL LADINO

         La palabra ladino presenta múltiples acepciones en castellano, según podemos observar en la entrada del Diccionario de la Real Academia:

"ladino, na.
(Del lat. latīnus, latino).
1. adj. Astuto, sagaz, taimado.
2. adj. Se decía del romance o castellano antiguo.
3. adj. Se decía de quien habla con facilidad alguna o algunas lenguas además de la propia.
4. adj. Am. Cen. mestizo.
5. adj. Am. Cen. Mestizo que solo habla español.
6. m. Ling. Lengua hablada en la antigua Retia.
7. m. Ling. Lengua religiosa de los sefardíes. Es calco de la sintaxis y del vocabulario de los textos bíblicos hebreos y se escribe con letras latinas o con caracteres rasíes.
8. m. Ling. Variedad del castellano que, en época medieval, hablaban los judíos en España, y que, en la actualidad, hablan los judeoespañoles en Oriente."

(Flcrcc)
       Precisamente nos interesa la relativa a la octava acepción. Los judíos sefarditas son los grandes olvidados... incluso en este blog (mea culpa). Aunque sea tarde, me propongo enmendar el fallo.
      Los judíos que habitaban en España fueron expulsados de la Península en 1492 (sí, el año del descubrimiento de América fue también el año de la ignominia) por los Reyes Católicos, en aras a conseguir la unidad religiosa, que acompañaría a una supuesta unificación territorial. La realidad fue que los judíos fueron conminados a convertirse al catolicismo o expulsados. Muchos permanecieron en el país cambiando su apellido (fijémonos en esos relacionados con santos: Sanjuán, Sampedro -junto o separado- y no digamos nada de quienes adquirieron el de Santamaría...). Sin embargo, otros muchos se mantuvieron fieles a sus creencias, por lo que debieron abandonar el país. 
(flckrcc)
    Estos últimos son los judíos sefardíes o sefarditas (Sefarad es el nombre hebreo para 'España'). El siglo XX ha vivido muchos éxodos y exilios, por lo que no es difícil hacerse a la idea de lo duro que debió resultar a esas personas finas, exquisitas y cultas -cuando menos, bilingües- abandonar sus florecientes negocios, casa, enseres...  y comenzar de nuevo en tierras lejanas. Gente industriosa y trabajadora, consiguió el éxito en sus nuevos hogares en Europa Central, o en las riberas del Mediterráneo (Salónica, Bulgaria), o en Turquía. Sin embargo, en ningún momento pudieron olvidar el paraíso perdido, y todavía muchos guardan con nostalgia las llaves de sus casa en Toledo, Tarazona, etc. -a pesar de que probablemente esos edificios no sigan en pie.
   Pero no solo han conservado las llaves de sus casas. También la lengua, ese ladino que se puede escuchar en los lugares antes mencionados y que presenta sus propias peculiaridades. De hecho, hay ladinos ilustres, como Elias Canetti (1905-1994), premio nobel de Literatura en 1881, quien en alguna de sus obras incorpora el ladino al acordarse de su abuela. 
 
El cementerio judío de Praga (Flckrcc)
En cualquier caso, las vicisitudes políticas del siglo XX -y en especial el holocausto nazi- fueron extremadamente dañinas para el ladino. El exterminio de los judíos y la posterior reubicación de los supervivientes en el estado de Israel - homogeneizado lingüísticamente por medio del hebreo- han contribuido a la decadencia de esta variedad lingüística. De hecho, en la actualidad el ladino se encuentra en  una encrucijada: la generación intermedia ha perdido la lengua, por lo que solo puede ser transmitidad de abuelos a nietos; en cuanto a la expresión escrita, ¿qué debe utilizar? ¿el alfabeto romano que reproduzca los sonidos del ladino? ¿
el alfabeto romano pero asimilándose a la norma escrita del español moderno? ¿o acaso el alfabeto hebreo? La situación no es fácil, pero sería deseable que se solucionase del mejor modo posible.
Como no podía ser de otro modo, los elementos judaicos que ilustran la entrada han sido elegidos por mí, que siento el máximo respeto a las personas que practican esa religión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario